Monday, January 18, 2010

Morder el Vacio

Hay algo que se desnuda etéreo detrás de cada pensamiento, insostenible, remotamente sutil, como un imán que no quiere ser descubierto, pero cual atracción es demasiado obvia para mantenerse en silencio. El alma siente la cruz de la inercia corroerse en el vaivén de los minutos incinerados, mientras coge impulso para salir disparada hacia los confines del universo. El crepúsculo de lo conocido ya se asienta en la lenta desesperación que muere fecundamente en una rotunda decisión: a fuerza de mordidas desprenderse de lo conocido para lanzarse de lleno al insondable océano de lo incógnito. Para no morir en la seguridad de sus propias cadenas, el hombre necesita reinventarse en el mar del arrojo, de la fuerza, de la conquista interna, y alzarse merecidamente en el inmortal pico del coraje para gritarle al universo que nada lo puede vencer. En esta combustión, el hombre se deshace de todo lo que había obstaculizado su camino hacia la sabiduría, y como una oruga que yacía moribunda en la faz de un viejo roble, un día se despierta para percatarse que aquel peso muerto que sentía en sus espaldas eran alas. Luego de desmenuzar las despiadadas sombras de lo desconocido, el temor que yacía indeleble en el mismo misterio que lo impulso a lanzarse se diluye en la realización de que el miedo era fruto de su propia creación. La luz de la realidad disipa lo que una mente temerosa no puede percibir: que desde que encendemos las luces, detrás de la negrura que nos había torturado, solo se esconde el tesoro de una condición inmutable, moldeada exclusivamente por aquellas ideas con que la concebimos. Para poder desterrarla, solo hace falta saber que esta allí, esperando a que algún día transmutemos nuestra perspectiva y comprendamos que todos los caminos habían estado abiertos, y que lo único que seguía frenándonos eran nuestras propias creencias.

Mientras regresaba al Medio Oriente luego de unas merecidas vacaciones, la situación que había dejado atrás había cambiado drásticamente. Aquel intervalo de días que había embozado a mi isla en el jolgorio del regocijo, había encubierto a Yemen con la sangre de ochenta difuntos, sacudiendo el avispero de la xenofobia y el desdén. Aunque en mi viaje de regreso estaba consciente de esta desgraciada realidad, mis arterias no se constreñían en las carencias de las dudas. Ya conocía aquella tierra de grandes corazones, de almas dispuestas a atravesarse en la línea de fuego, de preocuparse por un hermano que pertenecía al otro lado, pero que sin duda se había hecho parte esencial del paisaje. Como cuando la tierra absorbe lo que no le pertenece, y luego de de separar el objeto en sus elementos básicos, se da cuenta que aquel extraño objeto siempre le había pertenecido. El cordón umbilical que se había mantenido nutriéndome en la ilusión de mi propio confort ya había sido triturada. Por esta razón regresé. No tenía otra opción.

Todo esto aparte, había regresado por otra razón. Luego de más de seis meses conviviendo con la constelación cultural más pura del medio oriente, el corazón palpitante del mundo árabe se me había desnudado en carne viva. En su condición esencial, el yemenita no conoce puntos medios. El mundo es un lienzo en blanco y negro, donde los colores se disipan en las garras del imperdonable desierto y el azul infinito del cielo. En su verdad no hay espacio para las incertidumbres, y debido a la precisión matemática de sus convicciones espirituales, sus credos han sido capaces de conquistar el mundo. Sus rutinas son indestructibles, ya que sus días giran en torno a las cinco vertebras cardinales que forjan su ciclo vital: el llamado a la oración. Los espacios intermedios son colmados con la austeridad que conlleva vivir bajo las disposiciones del fundamentalismo más puro. Su visión universal acepta solamente aquello que alimenta su cultura, resistiéndose a las ideas que podrían enmarañar su visión de la realidad. El concepto de la privacidad en la vida pública no existe, ya que las acciones de los demás tienen que tener la integridad suficiente para poder ser vislumbradas por todo el resto. En otro extremo, la discreción absoluta que rodea al cosmos femenino no es equiparada con ninguna otra cultura del planeta tierra. Las pocas ventanas que adornan las casas, y la cantidad de sabanas que cortan los espacios vacios, son el fruto primordial de una sociedad que hace todo lo posible para evitar perderse en el encanto universal de la belleza femenina. Como si el hechizo lujurioso que provoca una mujer hermosa significara la perdición total y absoluta del vulnerable espíritu masculino. Teniendo todo esto claro, y habiendo aceptado las reglas y fundamentos que componían la cultura local, ya conocía las teclas que hacían brotar las sonrisas en los rostros ajenos, y sabía a ciencia cierta cuáles jamás traer a flote, a expensas de mi propia seguridad. Y he aquí la paradoja del valiente antropólogo: perderse a sí mismo para mantenerse a flote en las aguas turbulentas de lo foráneo, y en el intermedio, poder descubrir la naturaleza de sus propias verdades mientras la contrasta con las verdades de otro. Como cuando un grito penetra el silencio para hacerse consciente de la fuerza de su propia intensidad, y volverse ahogar en la afonía absoluta de donde surgió habiéndose conocido a plenitud. Y es así como nos volvemos hombres.

5 comments:

  1. Emilia Conde SantanaJanuary 18, 2010 at 10:45 AM

    Alancito que increible escrito.
    Mientras lo leia, sentia la intensidad con que lo escribiste, como cuando las palabras son tantas en los pensamientos que hay que sacarlas rapido y plasmarlas. :D -este se ha vuelto uno de mis favoritos y sin duda esta oracion: "En esta combustión, el hombre se deshace de todo lo que había obstaculizado su camino hacia la sabiduría, y como una oruga que yacía moribunda en la faz de un viejo roble, un día se despierta para percatarse que aquel peso muerto que sentía en sus espaldas eran alas." una leccion de vida.
    Un abrazo!

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  2. Wao!

    Es increible como dibujas la realidad de aquel mundo tan distinto al nuestro, con una belleza universal tan sublime.

    Como bien dijiste: te corriste!

    Cada vez nos impresionas más.

    Mis respetos y un abrazo!

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  3. felicidades por tu blog... keep up the good work in yemen, its amazing what u are doing. te deseo lo mejor alanbrito!!! jijij, hugs from france!
    pamela ortega joa

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  4. Te salio bien la conjugacion de lo estetico y lo susbtancial. Como pragmatico idealista diria que vale la pena cogerse el gusto de tales imagenes, y llegar al climax orgasmico de lo existencial.
    bien...
    RD

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  5. "...perderse a sí mismo para mantenerse a flote en las aguas turbulentas de lo foráneo, y en el intermedio, poder descubrir la naturaleza de sus propias verdades mientras la contrasta con las verdades de otro"...DIOS!!!! QUE PROFUNDO!!!

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