Wednesday, February 17, 2010

La Cultura del Miedo y el Siglo XXI

El ser humano es un péndulo orgánico que oscila constantemente entre diversos grados de temor. Aquella descarga de cortisol y adrenalina, incremento de la atención, aceleración del corazón, y presión sanguínea alta, es un estado profundamente conocido por todos los hombres que habitan la tierra. Varios estudios han confirmado que altos niveles de cortisol en la sangre contribuyen a la obesidad, afectan el sistema inmunológico, y causa un daño irreparable al corazón. Si observamos el mundo moderno, podemos deducir que por la enorme cantidad de películas de terror producidas anualmente, por la naturaleza de las noticias que consumimos glotonamente, y por la cantidad de violencia que propagamos voluntariamente, el ser humano moderno es un adicto al temor. Al parecer, todavía necesitamos los mismos niveles de hormonas que requerían los hombres prehistóricos, que luchaban diariamente para sobrevivir los cientos de factores que mitigaban sus años en la tierra. Hoy en día, en vez de salir a luchar con animales feroces, solo necesitamos prender la televisión.

Uno de los aspectos más interesantes de esta tendencia es claramente expuesta en el lenguaje utilizado en los medios de comunicación. Si observamos a profundidad el caso de Yemen, es evidente la manipulación sintáctica llevada a cabo por los periodistas para escandalizar sus noticias, permitiéndoles incrementar los niveles de cortisol y adrenalina en la sangre de sus lectores, asegurando el éxito de su mediocre trabajo. Utilicemos el ejemplo de la palabra “anárquico”, o el término “donde no rige la ley”, o “lawless” en inglés, expresiones encontrados en la gran mayoría de artículos periodísticos cubriendo a Yemen. Cuando los lectores digieren estos términos, se llevan la impresión de que en estos lugares rige la supervivencia del más fuerte, donde los hombres tienen la libertad para consumar el ambiente con cualquier capricho que le plazca, y son libres de pisotear la vida humana a su parecer. Como por arte de magia, el organismo del lector, al imaginarse estos lugares anárquicos desalmados, descargan una leve (o no tan leve) segregación de adrenalina y cortisol, asegurando su absoluta atención hacia dichos artículos, y hasta satisfaciendo el hambre de morbo que se amedrenta en el “gracias a Dios que yo no vivo ahí!”. Aunque es cierto que el gobierno Yemenita tiene poca influencia en vastas regiones de Yemen, es una falsedad decir que en estas zonas no rige la ley. La gran mayoría de estas zonas están regidas por leyes tribales que han estado en funcionamiento por milenios, asegurando el orden y la seguridad de sus habitantes. Pero con esos imprecisos términos, el periodista le da libertad al lector para llenar los espacios vacios que proyectan sus atemorizadas mentes, muchas veces subestimando el peligro real que lo rodea, y sobreestimando el peligro que albergan aquellos exóticos lugares que alberga su imaginación.

Otro interesante aspecto de la biología del temor es el envejecimiento prematuro que provoca el cortisol. Al segregarse en la sangre constantemente, una importante hormona que previene el envejecimiento de las células inmunológicas (telomerase) es suprimido, abriéndole paso a todo tipo de enfermedades. Y así como el temor le abre la puerta a futuros martirios, multiplicando nuestras causas para seguir atemorizados, así las manipulaciones lingüísticas que distorsionan nuestra visión del mundo les abren la puerta a enfermedades ideológicas mucho más peligrosas como la xenofobia y la ignorancia. Estas condiciones a su vez propagan las guerras, los conflictos religiosos, y la agresividad general hacia todo lo que nos han hecho creer peligroso.

Mientras tanto, como fruto real de nuestra adicción, una foto que dice “hecho en Estados Unidos” con los cuerpos destrozados de varias mujeres y niños, fruto del bombardeo llevado a cabo en noche buena en la provincia de Abyan, se ha propagado viralmente en el mundo árabe-cibernético. Qué mejor que esto para seguir bombardeando cortisol y adrenalina a los miles de jóvenes musulmanes que miran iracundos estas noticias? Y claro, qué mejor noticia que el nigeriano que quiso y no pudo para darle a beber de la misma poción a los miles de futuros reclutas militares que están sedientos de venganza en los poblados norteamericanos? Que corra la sangre, queridos amigos! Así podremos sentarnos a observar las noticias y seguir saturándonos de las sustancias que tan desesperadamente buscamos. Sinceramente les pregunto, hasta donde llegará nuestro absurdo?

1 comment:

  1. Hola Alan.....por favor hazme llegar tu correo electronico a juliofdezlora@yahoo.es....hay un grupo que va a Yemen en JUNIO y deseamos veriricar algunas cosas contigo antes.....gracias y saludos.

    Julio Fernandez

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